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¡FELIZ DÍA DE LA MUJER!




Hoy es momento de compartir un cuento que he terminado de escribir en 2021, si bien lo inicié en 2020 durante la Pandemia y las largas sesiones de imaginación creativa necesarias para superar aquél encierro -cosa que quizás pueda verse verse reflejada en la sencilla trama-.

A falta de mejor título, lo llamé '¡Feliz día de la Mujer!', y la historia transcurre en una ciudad de Buenos Aires de un futuro medianamente cercano. Espero sepan disfrutarlo, y sin más, les comparto una breve historia en un futuro distópico que -como siempre ocurre en estos cuentos- se parecen mucho a la realidad actual.


¡FELIZ DÍA DE LA MUJER!

de Juan Sebastián Garófalo

dedicado a Judith Bernarda Sacilotto Arin


La madre despierta a la niña que duerme bajo unas sábanas tan blancas como la piel

de ellas. —Feliz día, mi amor —dice la madre— Ya es hora de levantarse, Katy.

Estirando los brazos, moviendo la cabeza, tensando las piernas sobre el colchón,

recién después Katerina abre los ojos y muestra un color gris helado en sus pupilas.

Ese gris combina con varios detalles estéticos de los muebles de la habitación, muy

minimalista y poco cálida pero a la vez brillante y luminosa. Es un hermoso día de sol

en Santa María, la ciudad a la que muchos en el otro lado del mundo llaman 'María la

Prostituta'. Eso sí, ya nadie la recuerda como Ciudad de Buenos Aires, y no quedan

más vestigios del nombre dado por Don Pedro de Mendoza al lodazal en donde

desembarcó siglos atrás.

—¿Qué pasa hoy, mamá? —pregunta la niña que con su corte de pelo, apenas bajo las

orejas, parece un niño. Algo típico a esa edad es verse tan andrógine.

—¡Hoy es el día de la mujer, 8 de Marzo de 2.123! ¡Arriba neni, que habrá marchas

por las avenidas!

Contenta, Katerina se pone de pié y luego de colocarse las pantuflas se apoya en la

pared de vidrio que la separa de la Avenida 8 de Marzo esquina Avenida de Mayo.

Allí, hasta hace casi un siglo atrás, estaba el Hotel Ritz, hoy devenido en un edificio

bajo y reciclado de lo más selecto del centro porteño. Sobre sus tres antiguos pisos

originales, se levantan otros tres construidos en hierro y cristales de tonalidad y

opacidad variable.

Apoyando sus delicadas manos contra el vidrio que empieza a transparentarse,

Katerina puede ver el movimiento de los primeros curiosos que se acercan a la

esquina histórica en el día más importante del año. El vidrio continúa perdiendo la

opacidad que disminuye la entrada de la luz directa del sol de la mañana.


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—Mamá, ¿sabías que esta avenida se llamó 9 de Julio, como el día de la

independencia argentina? Claro, mucho antes de los Atlantes, incluso antes de Marzo

de 2.020 cuando comenzó El Gran Aislamiento.

—Ay, Katy... ¿seguís soñando con ser guía turística de Santa María? No olvides hacer

ejercicio, ya sabés que solamente pueden ir a la Universidad de Turismo las personas

lindas. Después se estudian esas cosas que decís. ¿Siempre entrando a ver vídeos

como turista extranjera? ¿No te cansás?

—No, mamá, me encantan. La Gran Inundación, los lugares subacuáticos, la

Revolución de las Mujeres...

—Y la llegada de los Atlantes, eso sí es algo importante. ¡Pero seguro que no hablan

de eso en los interesantes vídeos turísticos! —respondió irónica la madre.

—Debe ser 'la Historia al servicio del Turismo', y no al revés, mamá; ése es el lema.

La madre miró extrañada a Katerina, con cierta gracia que finalmente explotó en una

carcajada.

—Yo debo ir a trabajar y vos al colegio, ese es el lema. ¡Vamos a desayunar!

Ambas salen corriendo de la habitación hacia la cocina para preparar tostadas con

mermelada y café con leche. También calientan medialunas rellenas con jamón y

queso. Poco después de desayunar, en privado cada una se cambia la ropa de dormir

por la que usarán durante el día y se vuelven a encontrar ante los grandes ventanales

del departamento. Ya totalmente transparentes, desde allí se observa la Av. de Mayo

por la derecha y a la Av. 8 de Marzo por la izquierda. Frente a aquella esquina, hay

una imponente torre metálica color óxido, bajo la cual muchas personas parecen ya

juntarse. Quizás esperan la apertura de las entradas para acceder al mirador, o tal vez

subir a la cima que permite ver al Río de la Plata en trescientos sesenta grados.

—Antes de que sigamos con nuestros quehaceres, Ká... —dice la madre cuando es

interrumpida por la pequeña.

—Ya lo pensé, mamá. Quiero ser mujer, lo tengo bien decidido.

—Pero ya sabés que la decisión tenés que mantenerla hasta terminar el colegio,

cuando habrá una hermosa fiesta a fin de año en donde todes muestran a la sociedad

su primer perfil. Lo sabés, es tu primer paso hacia la adultez, Katy. No te apurés con

la decisión. A ver si después te convertís en un trans que no aclara su identidad ni su

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capacidad para ser un trabajador calificado y termina haciendo cosas manuales... —le

respondió la madre, en un tono firme pero no incisivo, convincente y casi

sobreactuado. De hecho, ella ya lo había ensayado muchas veces antes de decírselo

así hoy a Katerina, durante las Terapias de Actuación. Santa María es la ciudad con

mayor cantidad de Psicodramistas del mundo conocido.

—¡Mamá! —grita la niña y baja sus hombros, mira el piso, y luego de un largo

suspiro de muchacho enojado a punto de insultar a alguien, finalmente continúa:

—Ya sé, es la fiesta de los doce años. Tenés que comprarme un traje o un vestido,

nada más. Para mí es igual, pero ya basta, confieso que me gusta ser nena: para ser

varón no es necesario pensar y a mí me gusta mucho pensar y aprender cosas.

Además, creo que tengo a la mejor mamá del mundo y que si elijo eso, debe ser lo

correcto.

—¡Já! Creo que deberías estudiar Marketing, ya te lo dije antes.... —responde la

madre, algo enternecida por el piropo que su hija le había regalado.

—Ma, nunca me contaste sobre cómo decidiste ser genetista, quisiera saberlo un

día.... —pregunta Katerina, con la intención de dejar atrás el tema que más le

incomoda en su vida de juegos, estudios y pasatiempos.

—Empecemos el día en paz, cambiate y preparate para la conexión con el colegio y

yo me voy a trabajar.

Sin más, cada una va a su habitación a terminar de prepararse para los quehaceres

diarios y exactamente a las 8:45 horas de la mañana, se vuelven a encontrar

sincrónicamente una frente a la otra ante la puerta del departamento. Allí se dan un

beso, desean éxitos, y prometen volver a verse pronto. Katerina, con un pequeño

bolso con libros en la mano, se dirige hacia los ventanales y Judith, la mamá, hacia el

Cuarto Vacío.

El Cuarto Vacío es una habitación dedicada al trabajo, común a todos los adultos en

Santa María. Allí, los ciudadanos Calificados se presentan ante una pared-pantalla e

interactúan con las luces que apuntan hacia sus manos, lo cual les permite manejar

manualmente objetos a distancia, entre otros comandos. Los ciudadanos con trabajos

No-Calificados son quienes ponen objetos en las manos robóticas que aquellos

Calificados manipulan desde sus casas, y son quienes se dedican al mantenimiento de

los sistemas de trabajo y maquinaria que envían los Atlantes. Los No-Calificados

trabajan también en los quehaceres de producción y distribución de alimentos y

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cuidado de la ciudad, y están al servicio de los Calificados en la venta al público y

atención al cliente, entre otras actividades. Los No-Calificados no viven en Santa

María, y vienen a trabajar desde los bañados, es decir, los territorios bajos que

rodean el centro de la ciudad. Eso sí, la vida de los Calificados es de encierro durante

la mayor parte del día, y por lo general, la regla es salir de las casas para hacer

compras necesarias o después de que los No-Calificados hayan partido de la ciudad.

Incluso en los días festivos, como este 8 de Marzo.

Katerina asiste al colegio sentándose en un mullido sillón de cuero color blanco con

la ventana de la ochava detrás, en el living de su departamento. Viven en el sexto

piso, el más alto de su edificio, lo cual permite ver una gran parte de la Torre de las

Mujeres con claridad. No es un detalle menor, pues es un signo de categoría el vivir

allí, y Katerina lo sabe. Por eso, con su cámara móvil puede mostrar esa vista a todos

sus compañeros, cada día. Si bien la pared-pantalla queda a su derecha, ella opta por

sentarse ahí por más que luego tenga que correr su sillón para no sufrir dolor de

cuello por mirar la clase de costado.

La Torre de las Mujeres es una obra monumental de hierro erigida antes de la Gran

Inundación. Judith opina que fue creada para compensar simbólicamente al Arco del

Triunfo y empequeñecer al masculino y antiguo Obelisco. El Obelisco, construido en

el año 1.936 en la intersección de la Av. 9 de Julio y la Av. Corrientes, fue en gran

parte opacado con la creación del Arco del Triunfo en 2.027. Ese gran arco

conmemora la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer, decretada en 2.023, y

fue una obra de por sí extravagante. Aunque hoy resulte extraño, se consideró un

hecho digno de festejar con la mayor construcción monumental de entonces, a pesar

de las protestas de hombres y mujeres que fueron acalladas y ridiculizadas por opinar

que no tenía ningún sentido. Los disidentes opinaban que «para qué hacer un arco

del triunfo si conmemora una igualdad», sugiriendo que se trataba realmente de

«festejar el triunfo del ‘matriarcado’ por sobre el ‘patriarcado’». Así, el Arco, con su

femineidad opuesta a la virilidad del Obelisco, se realizó apenas a cuatrocientos

metros de distancia, también sobre la Av. 9 de Julio pero a la altura de la Av. Córdoba.

Hoy marca la cercana vera norte del río, en la vereda contraria a las antiguas fuentes

de hierro Ornamental I y II, que siglos atrás se ubicaban a los lados de la Pirámide de

Mayo. Cada una de las bases del arco se apoyó en las plazoletas de la Av. 9 de Julio,

sin afectar al Metrobús central, y desde entonces la obra de ladrillo rojo connota así

la sangre menstrual de la mujer, fuente de vida. Lleva en su cima un rectángulo

blanco cubierto de esculturas marmóreas que representan las figuras arquetípicas

correspondientes a los cuatro períodos lunares de la mujer: la diosa sangrienta Kali

para representar el período menstrual, mirando al Oeste; Freyja o Afrodita, del amor

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sin procreación, al Norte; Deméter, la madre procreadora, al Este; y Diana, la

amazona pre-menstrual, mirando hacia el Sur. Allá de lejos parece aún apuntar con su

arco y flecha a la impávida imagen de Eva Duarte de Perón que todavía pende del

antiguo edificio del Ministerio de Obras Públicas a la altura de Av. Belgrano.

En cambio, la Torre de las Mujeres se levantó en 2077 por iniciativa de los Atlantes.

Fue un regalo en honor al feminismo victorioso que en la Argentina reinaba cuando

ellos, hasta entonces apenas conocidos como “Los Ellos”, asumieron el rol de

gobierno en 2057. A pesar de los cambios en la organización de la República

Argentina a partir de su conquista, el centro del poder atlante no parecía residir en

ningún sitio deliberado. Ello cambió cuando en 2062, la misteriosa Gran Inundación

dio a conocer la ubicación geográfica de la capital atlante, en el continente antártico.

La Torre de las Mujeres, finalmente, era un reconocimiento a Buenos Aires, desde

entonces refundada como Ciudad de Santa María, considerada por los atlantes ‘la

gran ciudad capital de toda América’.

Su diseño y estructura son semejantes a la Torre Eiffel de París, y sus dimensiones

algo mayores. La base de esta torre no tiene cuatro sino ocho patas: posa su enorme

base octogonal sobre cuatro columnas anchas en las plazoletas de la Av. 8 de Marzo;

y de las otras cuatro más delgadas, dos se apoyan en medio de la misma avenida y

dos en la Av. de Mayo. De todos modos, los arcos de hierro formados sobre las

avenidas perpendiculares no impiden el tránsito bajo ellos, si bien solamente se

permite el paso de a pié, en bicicleta y el de los clásicos Metrobús amarillos tan

característicos de la ciudad. Otra gran diferencia con la Torre Eiffel parisina es que,

además de seguir en pié, la Torre de la Mujer tiene una base más grande y en forma

octogonal. En vez de crecer hacia arriba de forma exponencial, el mirador está a doce

metros de altura con respecto a la calle. La torre propiamente dicha parte desde el

centro de ella con cuatro columnas inclinadas. Si se hubieran seguido las líneas

trazadas por las ocho patas de la base, la altura debería ser muchísimo mayor que la

de la torre francesa. En resumen, era como una Torre Eiffel sobre una araña de hierro

de ocho patas gigantes. Katerina bien sabe que se consideró, en la idea original para

la Torre de las Mujeres, la obra de arte con diseño de araña llamada 'Maman', de la

artista Louise Bourgeois. Finalmente la evocación a la torre parisina fue la elegida

por estar más profundamente impresa en la memoria colectiva de la humanidad.

Esta mañana, Katerina tiene la clase de Historia soñada: la carátula online avisa que

se va a tratar en la próxima reunión la historia del Día de la Mujer, la llegada de los

Atlantes y la tercera fundación de Santa María. Por eso, ella coloca aún más cerca

suyo la cámara hasta casi el borde de la mesa ratona, en donde apoya sus cosas del

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colegio, para que así se vea mejor el cielo celeste tras la silueta de la Torre desde su

ventanal. Con una gran sonrisa se sienta al límite de su sillón mirando de frente la

pantalla-pared. Luego de saludar a la maestra y a sus compañeros, comienza el vídeo

documental. Una voz conocida comenta las imágenes que se proyectan ilustrando la

historia narrada:

—El 11 de Septiembre de 2062 la Gran Inundación cubrió gran parte de los territorios

ocupados por la humanidad, como resultado del incesante contaminar de la industria

alentado por el consumo excesivo de los siglos pasados. Fué entonces cuando los

hielos de la Antártida se derritieron, tanto como los del Ártico, y las nuevas aguas

elevaron constantemente el nivel del mar modificando así los límites del mundo

conocido y dando paso a cambios climáticos globales. Gracias a los Atlantes se pudo

contener rápidamente la inminente tragedia, permitiendo así el nivel de vida y

comodidad que disfrutamos hoy día. Como sabemos, los viejos habitantes del

paradisíaco país llamado Atlántida, quienes desaparecieron de la Historia durante

milenios debido a un gran cataclismo terrestre, volvieron al planeta para evitarnos lo

mismo que ellos sufrieron tiempo atrás. ¡Pero eso es historia de niños! Ahora les

mostraremos cómo era nuestra ciudad antes de la Gran Inundación. —y fascinada, de

nuevo, Katerina observa los gráficos que indican las regiones de Santa María que

fueron cubiertas por el agua, como también los de la República Argentina y del

continente sudamericano. Incluso se muestra la reducción territorial que sufrieron

Europa y América del Norte, hoy regiones también bajo la órbita del dominio de los

Atlantes. El video continúa con una serie de imágenes fotográficas superpuestas que

muestra antiguos lugares emblemáticos de la ciudad, previos a la inundación: el Río

de la Plata que hoy está apenas tras el Arco del Triunfo superpuesto a la zona de la

Plaza del Retiro y el Reloj de los Ingleses, como las estaciones de tren alrededor;

incluso la Facultad de Derecho en Recoleta, todo ya derrumbado por haberse

inutilizado tras la llegada de las aguas. Casi lo mismo en el sur, donde desde entonces

el parque Lezama es el nuevo límite del río, justo allí cercano al sitio en que

desembarcó Pedro de Mendoza para fundar por primera vez la ciudad. También todo

el barrio de La Boca y su cancha de fútbol, que hoy sólo son ruinas subacuáticas.

Katerina ya conoce casi toda esa información pero ama tanto aquellas historias que

imagina ser ella quien las relata a los futuros turistas nórdicos o de Europa central que

vengan a conocer estas tierras, lugar de desembarco de los ‘nuevos’ Atlantes. La voz

del vídeo continúa hablando:

—Así, la antigua ciudad de Buenos Aires, hoy conocida en el mundo como Santa

María, gracias a la habilidad característica de sus ingeniosos habitantes se adaptó

felizmente a las propuestas atlantes de reorganización nacional, lo cual la llevó al

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frente de la innovación sudamericana. El nuevo territorio atlante encontró en Santa

María su diamante más brillante, mientras en la Antártida se levantó la Atlántida

Blanca, capital del mundo moderno. La refundación de Santa María fue el resultado

de la plasmación del progreso feminista, en cuanto a la adquisición de derechos como

también en la destrucción del patriarcado opresor. Aquí se avanzó no solamente

reconstruyendo la sociedad después de la catástrofe climática, sino también

innovando tras la necesidad de una revolución biológica y tecnológica. Y los Atlantes

contribuyeron positivamente. Santa María nuevamente se erigió primera entre las

ciudades-nación del mundo, debido en parte a la caída de los antiguos imperios

nacionales negados al progreso aún después de la catástrofe. Por sobre todo, la

trayectoria progresista de nuestro pueblo, Calificado y No-Calificado, ha hecho que

aquí se viva en conjunto y en paz para ser la nación más próspera del mundo...

La clase de historia, o propaganda atlante no muy bien encubierta, continúa dando

paso a las actividades individuales de los alumnos. Mientras, Judith está en su Cuarto

Vacío pensando en las implicancias de su proyecto antes de comunicarse con sus

colaboradores a través de la pantalla-pared.

—Ahora sí, por favor armemos la mesa de diálogo en cinco. —Entonces, la cuenta

regresiva en la pantalla marca: cinco, cuatro, tres, dos, uno. Y al instante aparecen

cinco cuadros frente a ella, con sus compañeros de trabajo, para dialogar sobre un

asunto urgente.

—Como ya informaron, revisé que los No-Calificados dejaron todo listo bajo tu

supervisión, Jose, y no queda más que realizar la prueba. Qué opinas, Ivana, sobre el

punto en el que estamos en este proceso de investigación, adelante por favor.

Un cuadro se maximiza y una Ivana en pantalla completa comienza su presentación.

—La hipótesis de Judith Betulia está pronta a probarse. De ser positivo el resultado,

la disminución de abortos por malformaciones llegará al noventa y nueve por ciento,

permitiendo la absoluta libertad de elección y alcanzando también así al derecho

constitucional dictado por la Asamblea hace cinco décadas. Las investigaciones

previas nunca lograron acabar con las malformaciones, que a partir del aumento de la

demanda de fetos diseñados se han visto contraproducentemente también en aumento,

a razón de un mecanismo hasta ahora desconocido de interacción entre el individuo y

la especie. En resumen, ese es el estado del arte.

—Gracias, Ivana. —cerró Judith la presentación de su colega.— Por ello, hemos

considerado que la naturaleza de los cigotos se comunica de modos aún desconocidos

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con el egregor de la especie, encontrando únicamente en otras áreas del conocimiento

las posibilidades de solución a esta búsqueda que perseguimos desde la comunidad

científica hace tanto tiempo. Por favor, Sebastian, deja constancia en este registro de

los avances de tu área en coordinación con nuestro proyecto. —y sin pausa, ahora en

pantalla, Sebastian ofrece un breve y críptico informe en una sola oración.

—Desde el punto de vista de la nueva biología de la comunicación, proponemos que

al eliminarse todo tipo de triangulación posible, la información entrante al sistema

acarreará en el objeto target una influencia deseada en más del noventa y nueve por

ciento, y por lo tanto el aislamiento comunicacional absoluto permitirá de aquí en

más que la intención deseada obre sobre el target siempre según lo pretendido, es

decir, sin padecer la interacción con el medio en el que los objetos se desarrollan,

fenómeno considerado hasta el día de hoy como una de las características intrínsecas

de la evolución natural de las especies. —y así, sólo una confusa sentencia bastó para

resumir el mayor avance científico en siglos.

—Gracias Sebastian. —dijo Judith.— Queda su observación de los alcances, señora

Ester. —y Ester, la mujer más adulta y de cabellos larguísimos y plateados, continuó:

—Gracias Judith. Desde el Consejo Científico Atlante-Argentino, deseamos que la

prueba de hoy sea positiva. Hace años, hemos encargado a vuestra comunidad

científica una diversidad de trabajos de investigación que hemos financiado con el

objetivo de lograr los fines que ustedes mismos como pueblo libre se han propuesto.

Esos fines han sido la inspiración para que los Atlantes ubicáramos nuestro Centro

Mundial de Investigaciones Científicas aquí. Desde siempre hemos reconocido su

labor y sabidurías, haciendo Arte del barro y Música del Silencio. En esta instancia

podemos ver patente el avance indiscutido de su trabajo incesante, y entendemos que

el éxito se pone ante nosotros para que seamos los testigos del nacimiento de una

nueva humanidad. De ser negativo el resultado, no negaremos el valor indiscutible de

estos avances en materia de genética. Judith, usted y su equipo están a la cabeza de la

ciencia mundial, y sabemos que traerán dentro de muy poco tiempo la absoluta paz a

la Humanidad y el progreso infinito para vuestra especie.

Sonrojada notablemente, Judith retoma la palabra tras unos inesperados aplausos de

sus colegas.

—Guau, ¡eso sí que es presión! —dijo Judith para romper la solemnidad profunda del

momento, y continuó diciendo— Es la hora, ya todo está listo según los informes y


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no queda más que actuar. En breve comenzaremos la cuenta regresiva para la Prueba

de Inseminación Diseñada y Aislada de la Especie.

Ese título sintetiza a la perfección los años de ocupación atlante en el mundo y en la

ciencia. Todos los avances a la vista de aquellos que volvieron en platillos voladores,

que dominaron a la vez la guerra y la tecnología, y que además sobrevivieron

milenios no se sabe si en el espacio o bajo tierra, se ven reflejados en la primer parte

masculina de aquél título: Inseminación Diseñada. Ellos trajeron a Santa María la

posibilidad de inseminar óvulos sin la necesidad de los gametos masculinos, pues

partiendo de cualquier otra célula ya fue suficiente para inseminar e incluso diseñar

genéticamente características superfluas de un futuro sujeto desde antes de la

concepción. En cambio, la segunda parte del título señalado es reflejo del referente

femenino, el de un cerco aislado preparado para recibir la inseminación pasivamente.

Sin embargo, hasta entonces la especie se mostraba aguerrida desde los cigotos, y de

alguna manera desconocida la naturaleza hacía que los humanos de cromosomas XX,

machos según parámetros animales, seguían apareciendo como fetos que luego iban a

ser descartados por considerárselos malformados, siguiendo los parámetros de esta

sociedad. Desde hacía ya décadas que la masculinidad era una elección obligatoria en

base a parámetros culturales, al igual que la femineidad. Ese era el evento recordado

con el Arco del Triunfo. Sin embargo, en la Torre de las Mujeres, los Atlantes

conmemoraron el momento en que introdujeron en la sociedad la posibilidad de que

no hubiera en Sudamérica nunca más un varón con la tipología animal ‘macho’. El

aborto legal en su momento permitió eliminarlos, combinado con la fecundación a

partir de células no reproductivas, en un entorno cultural donde lo femenino y

masculino se convirtió en una elección libre pero obligatoria independientemente de

la biología. Se permitió así, sin buscarlo entonces, perdurar intactos a todos los

estereotipos sociales asociados a una u otra figura de las identidades sexuales. La

Torre de las Mujeres se levantaba sobre una base de ocho arcos, muchos triunfos más

que los que podía representar el Arco del Triunfo pre-atlante.

Y este día, 8 de Marzo de 2.123, el experimento de Judith resulta completamente

exitoso. Luego de que ella manipulara los brazos robóticos a distancia, en el

laboratorio ocurrió el milagro de que fuera posible fecundar 1000 cigotos bajo las

revolucionarias condiciones de aislamiento de la especie, dando lugar a la primera

muestra de la aplicación de un nuevo protocolo de reproducción humana. En las

próximas semanas, se comprobará que el promedio de fecundaciones con

malformaciones, que hasta entonces ronda el setenta y cinco por ciento, será reducido

a cero por ciento estadístico gracias al nuevo protocolo.


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Judith abandona exhausta el Cuarto Vacío, relajándose ya después de miles de días de

trabajo e investigación que finalmente darán sus frutos. Se sentó en uno de los

sillones frente a su hija que aún seguía atenta a la pared-pantalla viendo con emoción

la repetición de la clase del día. La voz tras las imágenes seguía detallando: —Y la

rotación planetaria es el generador de los cambios climáticos que se han realizado en

menos de un siglo, hundiendo los viejos imperios y dando lugar a los nuevos mundos

por conocer y construir...

—Katy, no podés estar mirando vídeos turísticos en horario de clase- le dice Judith

enojada, abandonando su triunfo personal por el incisivo rol de madre, al que nunca

renunciaría.

—¡No es así, Mamá! —responde la hija sin alejar la mirada de la pantalla-pared—

Fue el fin de la clase de hoy. —aseguró, y sonrió a su madre, para luego comenzar a

guardar en su mochila las hojas y útiles escolares desparramados sobre la mesa

ratona.

Mientras Judith se levanta del sillón, en la pantalla-pared se anuncia una próxima

comunicación, sin remitente; la madre se acerca a su hija cuando la cuenta regresiva

de cinco segundos llega a su fin. Katerina aún sentada abraza a su madre que de pié

ya está a su lado, y en la luminosa pared aparece un señor de traje verde oliva, camisa

blanca de algodón y corbata marrón. Esos ojos verdes y cabellos rubios peinados con

fijador le recuerdan a Judith el personaje del actor Jude Law en una película muy

antigua llamada 'Gattaca'. El hombre en la pantalla, sentado, cruza una pierna sobre

su otra rodilla y mirándolas simpáticamente, se presenta:

—Hola, buenas tardes. Llamo desde Atlántida Blanca en la Antártida, ¿cómo les va?.

Sorprendidas, Judith y Katerina se quedan en silencio ante la sonrisa del atlante que

realiza tan curiosa llamada.

—Yo soy Romualdo Drozdowski, con 'i' latina. Usted debe ser Judith con ‘t’ y ‘h’,

Judith Betulia, ¿no es así?. Mucho gusto, Judith, un gusto Katerina. ¡Pero qué bella es

Katerina! Un placer.

Judith oye a tan simpática persona, e igual siente en aquél hombre un atractivo

especial, ese tipo de magnetismo que excede al hecho de que se trate de un atlante

que llama inesperadamente desde la ciudad más importante del mundo. Además

parece conocer al detalle su vida. Ella también sospecha que esta gente es muy

inteligente y si señala ciertas letras de un simple nombre es para marcar algo

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importante, como cierta diferencia en los distintos orígenes de ambos. O quizás se

hace el simpático porque sí, no se decide ella. También puede ser, piensa Judith, la

primer vez en que un nacido varón le habla directamente, pues en Santa María no se

sabe exactamente cómo es la organización social atlante y se rumorea que entre ellos

nunca ha existido la selección pre-natal. Lo evidente es que estaba muy nerviosa ante

la situación.

—Hola, mucho gusto, así es. Ella es mi bella Katy y yo Judith, con ‘t’ y ‘h’. Gracias

por llamar. —respondió, sin preguntar la intención de la llamada pues eso no era

asunto suyo y el atlante ya especificaría la razón de la comunicación, seguramente

relacionada al éxito del experimento de hace un rato en el Cuarto Vacío.

—Felicitaciones por el avance de su proyecto de investigación, que hoy ha sido

exitoso en su primera fase de aplicación. Es por eso que me comunico con ustedes,

para transmitirles en nombre del Consejo Científico Atlante las felicitaciones y el

pedido de visita a nuestra ciudad en la próxima semana, con el mandato de dar un

ciclo de conferencias a sus colegas atlantes respecto a la biología humana terrestre.

¡Por supuesto que las dos están invitadas! Aquí Katerina podrá conocer nuestras

vídeo-bibliotecas de historia, quizás hacer algún curso breve mientras tanto, para que

cuando se postule a una universidad allí en Santa María tenga puntos extra. —y

mientras decía esto último dirigió su mirada a la niña, finalizando con un guiño del

ojo.— Bueno, sin nada más que decir en cuanto a información, quiero personalmente

felicitarla, señorita Judith, porque sé que usted es una de las mayores mentes

científicas del mundo y será realmente un placer recibirla aquí en persona. Ya están

informados también sus superiores así que ya pueden disponerse a preparar las

vacaciones por la Antártida desde ahora. De nuevo, muchas gracias, y que disfruten el

resto del día.

Primero atónitas, luego tan alegres al punto de ponerse a saltar sobre los sillones,

madre e hija disfrutan de ese logro y premio como si fueran dos niñas pequeñas. Al

minuto del festejo, brindan con copas llenas de dulces bebidas gaseosas, y también

sacan unos bocadillos de la heladera para festejar como si fuera un día de nacimiento.

Mientras Judith encuentra en la cocina un par de velas, Katerina trae de su habitación

unos globos que se inflan instantáneamente al presionarlos en sus bocas.

—¡Pronto conoceremos la Antártida! —dijo Judith.— ¡La Atlántida Blanca! ¡Sí,

vamos a la cima del mundo! —grita con alegría Katerina mientras choca copas con su

madre.


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El silencio incómodo que sigue a tanta alegría tomó momentáneamente la sala. Ellas,

ya hundidas en los sillones blancos, imaginan las futuras experiencias del viaje, y de

a poco vuelven a tomar contacto con las cosas que les rodean. Los vidrios empiezan

lentamente a perder transparencia, mientras más personas se acumulan alrededor de

la cercana Torre con banderas y pancartas, recorren la Avenida de Mayo en caravana,

o bailan semidesnudas sobre la Avenida 8 de Marzo. Las luces artificiales del

departamento comienzan a subir su intensidad, pero Judith dice: —Luces, paren ahí,

bajar intensidad a veladores. —y de repente se oscureció la habitación para dar lugar

a la subida de luces tenues ocultas bajo los ventanales.

—Pon música, Katy. —y Katerina dijo que quería oír a Bach, la suite n°1 de Cello en

bajo volúmen.

—Me emociona la idea de poder ir a estudiar a la Universidad. Gracias mamá. —dice

muy emocionada Katy.

—De nada, amor. No olvides cuidar tu silueta, ya te lo dije hoy. Es lo que cuenta. Me

fascina haber podido lograr mi trabajo. Nunca creí poder hacerlo porque si los

Atlantes no pudieron, era para mí un imposible.

—¿De qué se trata, mamá?

—Logramos crear bebés eliminando todas las posibilidades de comunicación con la

especie, es decir, sin que la humanidad pudiera interceder e influir para que crezcan

fetos biológicamente masculinos y así no tengamos que abortar cada vez más a esos

malformados.

—¿Osea que cada vez aparecían más de esas bestias con pene?

—No digas así, Katerina. Ellos no eligen crecer con esa exacerbada testosterona que

los violenta y estupidiza. Ya superamos con creces esa etapa en la evolución donde la

guerra era el mayor móvil para el progreso humano. Y este descubrimiento que

logramos hoy es importante para aumentar la velocidad de reproducción actual, y

también para dejar de considerar tantos abortos que no es una medida deseada por

nadie, mi amor; es traumático por más que sea legal desde antes del Arco del Triunfo.

—¿Sabes que dicen que por esa razón muchos eligen autopercibirse varones? Lo

hacen para no arriesgarse a abortar tantas veces antes de concebir un hijo sano. —

dice Katerina muy seriamente, tanto que su madre siente que la conversación con su


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pequeña se pone algo desagradable. Por eso decide volver a convertir la velada en un

festejo por el éxito de la jornada.

—Katy, mañana mismo nos vamos en una burbuja a comprarnos ropa de mujer y a

comer por ahí, nada de trabajo ni de colegio, ¿te parece?

—Sí mamá, estoy tan contenta que no lo puedo creer aún.... conocer la Antártida y

codearse con los Atlantes... ¡Es un sueño!

—Me alegro mucho, amor. Estoy feliz también. Tantos años de trabajo dan su fruto, y

te tengo a vos para compartirlo. Te quiero, Katy.

—Te quiero, mami.

Un rato después, Katerina duerme en su habitación y Judith se bebe una copa de vino

en medio de la oscuridad del departamento, bajo la tenue luz del exterior que traspasa

los vidrios opacados. Ella vuelve a repasar con la mente su investigación, el trabajo

de años, y los resultados actuales. Por un momento se imagina dando discursos en

Atlántida Blanca ante distinguidos científicos atlantes, de los cuales ella podría

aprender mucho más de una sola conversación con ellos.

Piensa que en Antártida quizás quiera preguntar por qué no habían alcanzado aún allí

el conocimiento necesario para hacer lo que en Santa María se había logrado tan

rudimentariamente. Tal pregunta quizás podría parecer un insulto, así que para querer

develar su incógnita debería mejor callar y estudiar allí un tiempo. Aún no sabe nada

sobre la genética atlante y apenas poco sobre su organización social. Solamente,

como toda la humanidad terrestre, Judith está al tanto de la tecnología de guerra y del

poder político absoluto que los atlantes supieron desplegar desde el día de su llegada.

Como otros en Santa María, coincide en que ellos realmente estaban aquí desde hace

mucho tiempo.

Judith se emociona tras un último sorbo a la copa de vino. Lo había logrado. Con la

generosidad atlante y con la sabiduría humana. Un mundo pacífico sigue abriéndose

hacia el futuro. Por fin, ella puede descansar, y se ríe al pensar que alguna sala del

CONICET quizás lleve su nombre próximamente; ojalá no sea una que está junto a

los baños.

«Ya es hora de ir a dormir» se dice Judith; «Katerina debe estar roncando».

El Día de la Mujer terminó. Y nadie notó que la humanidad ya nunca más iba a luchar

por su independencia.

-------------------------------------------------------------------------------------- FIN

¡FELIZ DÍA DE LA MUJER!

cuento de Juan Sebastián Garófalo

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