Lobo Gris del Parque Lezama, ladrón de poemas de Juan Sebastián Garófalo Dedicado a Paola Borrusso (Loba Púrpura), la profesora del Taller de Escritura Lobo Gris estaba sentado en el bar de la esquina, sobre un tablero de ajedrez milenario. Tenía entre sus manos el inmaculado teléfono celular de ella, y estaba a punto de dibujar sobre la pantalla una runa entre nueve puntos esparcidos en un cuadrado. Otra vez lo logró, siempre lo hacía. Conocía muy bien a la Loba Púrpura y sus poemas secretos. Antes de volver a recorrer la memoria encapsulada en el espejo negro, activó la cámara fotográfica del teléfono. Repentinamente, le devolvió en la pantalla a unos ojos con el inefable color de los de ella. Lobo Gris se sobresaltó un poco, mirando de inmediato al más cercano espejo del bar para reconocer que era su propia mirada, ya olvidada. El delgado y simpático mozo del bar ‘Hipopótamo’ le observaba, quizás sospechando que ese objeto era de la pr...